Confieso que cerca a la casa de la cultura de la ciudad en donde vivo, hay un café con muchos libros de diferentes temas. Un día fui echar un vistazo y había mucha gente, a pesar de que el local es relativamente pequeño; pedí un expresso pequeño y solo me dediqué tomarme mi expresso, no presté atención a nada más por los nervios que tenía. Pienso volver allí pero con mi hermana o mi hermano y así estar más calmado.